domingo, 6 de septiembre de 2015

Buscando felicidad

Quien tuviera la capacidad de hacer al jilguero cantar,
tendría la felicidad de mis oídos.  
Y de, además, pintar el cielo en mil tonos pastel,
tendría la felicidad de mi mirada.


Quien tuviera la capacidad de con una prueba aplacar mi hambre y la del mundo,
tendría la felicidad de mi paladar.
Y de, también, darme con una aspiración las memorias de mis abuelos,
tendría la felicidad de mi olfato.


Quien tuviera la capacidad de ser la brisa que trae la lluvia,
tendría la felicidad de mi piel.


Mas el verdadero secreto no está en hacer sonreír mi cuerpo sino mi corazón
y para eso no se cuenta con una receta concreta.

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